1 de marzo de 2010

El Oasis En El Desierto (Three-Shoot Jake, Bella & Edward)


Hola Chicas, nuevamente les traigo algo de mi...esta vez, es una nueva historia, pero sólo de tres capítulos...es un descanso para Si Muero Antes Que Tú...que continuará en estas semanas...pero mientras tanto, quería dejarles El Oasis En El Desierto...que es una historia de Jacob, Bella y Edward...pero acá no hay vampiros, ni hombres lobos...Simplemente, amor y drama...lo único por lo que ansío escribir...

Está concursando en las Silver Cup Twilight Awards en las Best Golden Tear...a´sique ojalá les guste, a ver si tenemos suerte...

A Naty Celeste le encanto...veremos a uds.!!!...(Naty, este va dedicado para vos...gracias por el apoyo!!!)...

Besotes, y dejen comentarios..!

Solcito...




1º SHOOT: El Desenlace Imperfecto

Todo lo ocurrido me abrumaba. No podía conseguir pensar coherentemente.

Me estaban dejando.

Me estaban abandonando.

Me estaban clavando un puñal más y más adentro. Cada vez más.

Y pensar que habíamos sido tan felices. Mi amigo por tantos años. Por el que yo daba todo, por el que me peleaba con todos y cada uno de los que se atrevían a hablar mal de él.

Yo sé que me entregue sin medida. De una manera que debería ser considerada ilegal.

Ahora el miedo no dejaba que mis neuronas funcionaran correctamente.

No sabía si prefería que me viera llorar o simplemente dejarlo que terminara y se fuera de una maldita vez.

¿Para qué, Jake?. ¿Para qué me ilusionaste tanto?

Llovía torrencialmente. Miré por la ventana, una vez, dos, tres, las que fueran necesarias, mientras Jake seguía despotricando y exponiendo sus excusas ante mí, cuando en realidad ya ni lo escuchaba. Sólo me bastó oírlo los primeros 30 segundos y ver sus actitudes sigilosas y premeditadas para comprender a qué venía y qué iba a decir.

Por lo tanto, sólo me ubiqué en mi ventana preferida y miré la lluvia chocar contra el cristal, abstraída totalmente de la realidad.

¿Para evitar el sufrimiento? ¿Para creer que lo que estaba pasando era parte de una película mala de Hollywood y no era en realidad mi vida que se estaba desmoronando con cada segundo que pasaba?

Jake!, nos casamos… ¿te has olvidado acaso de eso?...Eras mi mejor amigo, ¿acaso no te importó? Acaso, ¿yo ya no te importo?

Mi corazón se hacía añicos con cada gota que golpeaba el vidrio. Por cada destello en el cielo, venía a la mente un recuerdo con él.

Él se encontraba en la piscina. Siempre iba dos veces por semana a ejercitarse, y ese día no era la excepción. Yo caminaba desde el vestuario al borde de la pileta. No sabía que estaba él dentro, pero tenía una leve sospecha. En realidad, no quería encontrármelo, no debía. No nos llevábamos bien. Y era el “chico” de mi enemiga. Bah, ella creía que éramos enemigas. A mí me tenía muy sin cuidado lo que ella pensara. Y sus pensamientos también.

Me tiré de cabeza como siempre me gustó. No era muy buena nadadora, sólo había practicado el deporte de chica con mis padres en una pileta de la familia. Pero ahora que me había incorporado a esta escuela que tenia piscina climatizada quise retomar.

Al entrar, sentí una leve relajación, y de repente, mi pierna izquierda se tensó dolorosamente. No entendía por qué pero me dolía mucho, y sólo podía atener a tomarla entre mis brazos y tratar de relajar los músculos. No me permitía salir tranquilamente a tomar aire.

Pero de un momento a otro, me encontraba fuera de la pileta. Una fuerza imponente me había sujetado y tirado hacia arriba. Ahora me encontraba volviendo en sí en el borde de la pileta, y de hecho, muerta de frío.

-Pensé que te perdía, enana. Si no te salvaba ¿ a quién podría cargar?—Me dijo un Jake sonriente.

Me recorrió un odio tan, tan fuerte que quise levantarme y salir corriendo. Lo que obviamente no pude hacer, pues mi pierna seguía tensa.

-Ja ja, no sabía que los guardavidas venían cada vez más débiles. Voy a informar que tomen otros, porque hoy podría haber perdido la vida a causa de tu lentitud—Obviamente que lo que yo estaba diciendo era totalmente absurdo. ¿Pero qué podía decir?...que me alegraba de que hubiera llegado a tiempo, para salvarme con su enorme aptitud física?...Sí encima de que me taladraba todo el tiempo con su apodo perverso hacia mi, se paseaba por delante de mí con su tonta novia.

Cuando pronuncié mis palabras, su cara se transformó. Ahora un rubor lo inundaba, aunque no fuera tan notorio por su morena piel. Me soltó bruscamente y se dirigió al vestuario. Desde ahí que no volvió a cargarme. Sólo se esmeraba en acercarse a mí y tratar de conversar amistosamente…A veces, hasta demasiado amistoso…Algo había cambiado.

Sus gritos me sacaban de mis pensamientos. ¿A qué estaba jugando?, ¿por qué le importaría tanto aclararme las cosas, si en realidad, estaban más transparentes que el agua misma?.
Se había cansado de “su enana”. De la que todo le impedía. De la que lo amaba con locura, pero le quitaba su independencia, ya que ahora debía pensar por dos personas…Ya no éramos sólo novios.

No soy precisamente una mujer celosa, pero de vez en cuando solía montar una escena. Como aquél día en la fiesta de reencuentro de la escuela. Mis recuerdos volvían a invadirme. ¿Sólo eso me iba a quedar de él?...
Y me remonté hacía apenas un año atrás…

Jake estaba vestido con su mejor traje negro. Yo se lo había comprado un año antes. Nunca pensé que lo usaría en una ocasión como ésta. Estábamos yendo a la “mega” fiesta del reencuentro que había organizado mi amiga Alice. Ella seguía como siempre, y yo siempre la seguía a ella. Con Jasper, su marido, y Jacob salíamos siempre que podíamos. Ellos estaban casados hacía 5 años, y nosotros en cambio ya llevábamos 9.

Los cuatro habíamos llegado juntos. Apenas entramos en el salón, con Jake fuimos a la mesa donde estábamos asignados. No podía creer estar allí con tanta gente conocida y a la vez tan ausente hacía tantos años. Yo me había llevado mi mejor vestido, rojo, largo y que dejaba ver gran parte de mi espalda. Mi cabello castaño como siempre se sujetaba con una gran hebilla de diamantes que me había regalado Jake para nuestro 9º aniversario. Los dos estábamos un tanto nerviosos por la fiesta, ya que Alice nos había comentado que iban a estar casi todos nuestros compañeros de curso, más algunos de otros años.

Apenas nos sentamos en la mesa, Jake me ofrece bailar un tema. Hacía tanto que no bailábamos que no dudé en aceptar con una gran sonrisa y le di mi mano camino a la pista. Comenzamos a bailar una canción muy bonita que en este momento no recuerdo porque yo estaba obnubilada por mi Jacob. Cuánto habíamos crecido juntos y cuánto aún nos quedaba por vivir.

Qué ilusa!

De repente, observo como Jake, mi Jake, tensa la mandíbula y aprieta los puños. Algo le ocurría. Él sólo se ponía de esa manera cuando estaba nervioso o celoso. Para saber cuál era la causa de esta actitud de mi marido, seguí su mirada, por lo que tuve que girarme y ahí descubrí el gran misterio.

Con un vestido azul marino que dejaba entrever las largas piernas color chocolate, se hallaba ella. Mi pesadilla. Leah Clearwater. Nos miraba triunfante, con un dejo de recelo. Como si yo le hubiese quitado a su novio de la secundaria, cuando fue ella la que lo descuidó yéndose a los brazos de otro amante. Hablando de su amante. Quien la acompañaba no era nada más ni nada menos que él. El muchacho que había seducido y coqueteado a la novia de mi marido en pleno recreo cuando Jake iba a buscarla al salón de gimnasia. Y allí estaban los dos, Leah y el adorable pero peligroso Edward Cullen.

Ahora entendía la reacción de mi marido. Cómo no sentirse así, al tener a su enemigo tan cerca y a la zorra de la exnovia a sólo unos pasos de distancia. Yo deseaba que no se dignaran siquiera a saludarnos. Pero nuevamente, me equivocaba. Con ella todo era posible.

Ella se acercó sigilosa y ondulante, cual loba en celo queriendo llamar la atención de todo cual quisiera ser su macho cabrío. Yo me mantenía firme, y comenzaba también a apretar con tal fuerza mis puños que llegué a lastimarme la palma de mis manos. No podía soportar ver a Jake sufriendo nuevamente por esta endiablada. No lo permitiría. Ya bastante había tenido al encontrarlos en plena seducción con tan sólo 16 años. Leah había sido compañera nuestra de curso, mientras que Edward era un exalumno unos años mayor, y como si algo faltara había recientemente entrado como profesor de historia. Claro a Leah, por su naturaleza irresponsable, había que mantenerla vigilada de cerca...¿no?

Cuando noté que la innombrable le rozaba el brazo a mi Jake, me puse por delante de él, entre los dos, con mi más relajada sonrisa.

-Bueno bueno, mira quiénes han venido…Tanto tiempo y siguen juntos, mira que suerte…Se nota que hay que controlarla muy de cerca a la alumna no, Sr. Cullen?—Con mis miradas fulminantes a los dos, les hice recordar el rechazo que producían en todos los alumnos de aquella época.--Vamos Amor, dejemos que se diviertan, quizás quieran recorrer las instalaciones de la escuela para recordar viejas aventuras.

Mi cinismo era una virtud que algunos no compartían tanto conmigo. A Jake siempre le había divertido que” su enana” pudiera ser tan irónica e hiriente. Pero esta vez, parecía molestarle un poco. Esta mujer evidentemente causaba cosas extrañas en él.

-Bella, no seas irrespetuosa. Quizás sólo quieran saludar.¿ Qué tal Cullen? Leah…--Al oirlo pronunciar su nombre, algo me invadió.

Celos, locura, irritación.

Jake la miraba asombrado. Yo no me podía contener. No había hecho tanto sacrificio para que la olvidara para que ahora dejara que lo manipuleara nuevamente.

No. Con mi marido, mientras lo fuera, no iba a poder sacar sus garras.

-Hola Black, es un placer verlo nuevamente. No sabía que estaban juntos. Los felicito—Cullen parecía avergonzado, quizás él también se hubiera enamorado de Leah. Ella parecía tener ese poder de atracción tan envidiable que funcionaba con todos los hombres.

-Isabella, Jake…--Lo miraba pervertidamente, le mostraba todas y cada una de sus armas de seducción. La odié—Jake, que cambiado estás. El matrimonio verdaderamente te sienta bien. En cambio, tú Isabella, no parece que hubieran pasado los años para tí, siempre tan igual, siempre tan…--dejó la frase sin terminar, no sabía si diría enana, huesuda, nerd, etcétera…Mi fuego interno se acrecentaba cada vez más. Esto debía terminar.

Yo lo debía terminar.

--Y tú siempre tan zorra, eso sí que no ha cambiado. Pobre de ti, Cullen, te comerá vivo, si es que antes no te bota a la basura cual trapo viejo. Vamos, Jake, por favor.—Lo moví con todas mis fuerzas, él seguía mirándola, como si no entendiera qué hacía con Edward. Para qué seguir atrapado en el pasado. Logré moverlo un par de metros.

-Isabella, no me gusta que te comportes así. Yo ya no tengo 16 años, me puedo defender solo. No quiero seguir quedando como el idiota que está atrás de su mujercita.-- Después de decir esto, me dejó, y se fue hacia el auto. Dio como terminada la reunión. Yo miré hacia donde estaban ellos.

Edward se notaba con preocupación en la mirada, y me pedía disculpas con los ojos. Esos ojos siempre tan misteriosos. Recordé cómo todas las muchachas estaban detrás de él. Sólo eso le bastó a la zorra para ir por Edward.

Seguía llamándome la atención su actitud. Quizás no era tan mal tipo. Pero si era verdad que él también iba a sufrir. Leah se sonreía y se abrazaba a Edward, quién todavía me miraba.
Me alejé hacia donde se dirigió mi marido, conteniendo las lágrimas de mis ojos que ya comenzaban a escapar.




--¿Es que no me entiendes, Bella?...Te estoy diciendo algo…¿qué pasa hoy contigo? ¿Por qué ni siquiera me miras?...¿No me piensas contestar?...Siempre lo mismo. Odio que no me hables.
Yo seguía mirando a la ventana…mientras los recuerdos seguían azotándome…Las risas, los llantos…Cuando perdí a mis padres, él estaba conmigo, cuando me recibí, cuando simplemente estaba triste y no tenía en quién confiar. Siempre estuvo allí. Con su rostro moreno, su sonrisa blanca, y su humor tan característico.

Era su enana. La que siempre lo había ayudado y aconsejado desde que Leah le había arruinado la vida. Pero evidentemente, no había podido superarlo. Luego de esa maldita fiesta, las cosas comenzaron a estar mal. Discutíamos todo el tiempo, él dejaba entrever que todo era absolutamente culpa mía. Y yo no podía entender cómo se estaban derrumbando todos y cada uno de los cimientos de nuestro matrimonio. Por qué hacía tanto que no estábamos juntos disfrutando algo, o simplemente mirando la TV y riéndonos. Ya casi ni salíamos con Alice y Jasper, porque él siempre estaba de pésimo humor. Como si algo lo atormentara. Nunca entendí el por qué. Aunque siempre me rondó alguna que otra idea, como que todo era por mi probable imposibilidad para darle un hijo. Él siempre había deseado tener muchos. Y yo estaba segura de que sería un excelente padre. Pero yo no podía cumplir con esa simple tarea. En algún punto creo que eso aceleró todo.

Lo cierto era que se estaba yendo, se me escapaba como arena entre los dedos y yo ya no podía hacer nada para deternerlo.

Mi consciencia, mi inconsciencia, mi yo, mi otro yo, todos querían alertarme: Bella, este es otro desafío que tendrás que superar, quizás uno de los más grandes. Pero no por eso, vas a dejar de luchar. Tú has hecho todo lo posible, lo amaste, lo defendiste, lo extrañaste, lo amparaste cuando otra lo destrozó, lo cuidaste cuando enfermó, le creaste un mundo lleno de amor y fantasía cuando quizás la realidad era muy triste. Fuiste su amante, su compañera, su amiga y su confidente. Lo intentaste y lo lograste. Si él no lo supo aprovechar, ya no es tu culpa.

Quizás tu único error fue amarlo demasiado.

Quizás esa fue la sentencia a muerte.

Pero cómo duele verlo partir. Cómo duele q atraviese esa puerta por última vez. Me sentía tan mal, tan vacía como aquella vez que discutimos tan fuerte. Fue la primera de varias noches en las que durmió fuera de casa a causa de la relación.


-Jake, no sé por qué te pones así. ¿Qué es lo que te molesta?..¿.Por qué estás tan irritado conmigo?...En serio, ¿estás cansado físicamente o… fui yo quien te cansó?—Yo había comenzado la conversación, porque estábamos cenando y él sólo se dignaba a mirar su plato, y casi ni probaba la comida, que yo con tanto amor le había preparado. No sabía por qué estaba así desde hacía tantos días. Ya ni me acordaba de cómo sabían sus besos.

-No Bella, ese no es el punto. No puedo soportar más esta distancia entre nosotros. No puedo verme así, ni tampoco verte así. Esto tiene que acabar—Mientras decía esto empujó violentamente el plato hacia el centro de la mesa-- Y creo que ya sé cómo hacerlo.

-Si claro, ¿poniendo más distancia?. Eres un experto en eso, así que te lo dejo a tí. Por algo eres piloto, ¿no?...¿Por eso decidiste vivir lejos mío, lejos de tu hogar?. El espacio entre nosotros ya me está absorbiendo de lo grande que es. Yo tampoco creo que podamos seguir así, pero nunca te ofrecería más distancia. Así nunca podríamos formar una familia.

-Isabella, ¿de qué familia hablas?...—Él sabía que odiaba mi nombre completo, esto era una mala señal siempre--Nunca tuvimos una familia. Una familia no se compone de dos personas solamente, a eso se le llama pareja. No más.

Mientras él escupía estas últimas e hirientes palabras, yo me desangraba por dentro. Al fin sabía que mis sospechas eran ciertas. Todo estaba saliendo a la luz. Me odiaba por no poder darle una familia, y no me consideraba a mí como parte de ella. Hasta quizás pensara que, si hubiera seguido con Leah…Todavía recuerdo cómo tuve que convencerlo de que no volviera a caer en sus riendas…¿Pero por qué estaba pensando eso? Él me había elegido a mí como SU mujer, antes de saber nada de hijos.

Él no podía siquiera atreverse a atribuir la separación, a mi aparente imposibilidad de procrear.
Me alejé de él todo lo que pude, sin siquiera mirarlo a los ojos. Me daba nauseas lo que me había dicho. No necesitaba escuchar nada más. Pensaba que cada uno de los momentos por los cuales había dejado cosas mías de lado, no habían servido más que para perder tiempo.
Evidentemente sólo parecía ser buena en la cama, pero como eso no daba frutos, ya había dejado de importarle hacerme suya.

Me dirigí a mi dormitorio. A nuestro dormitorio. Hice todo de forma tranquila, era muy raro que yo perdiera el control en las discusiones. Siempre dejaba entrever que estaba dolida, pero nunca lo demostraría abiertamente. No le daría ese gusto.

Cuando estaba en el umbral de la puerta, me sujetó del brazo.

-Lo siento, amor, no era mi intención. Es que..maldición!!!…me saca de las casillas ésto que nos pasa…

Tranquilamente, pero sin mirarlo,con la mano ya en la manija de la puerta, respondí por última vez:
-Ya no soy “tu” amor, “tu” enana, “tu” Bella ni “tu” nada. Hace tiempo que ya no soy tuya, Black…y no porque yo te haya impuesto tal distancia…Ah... quita el “nos”…ésta mierda es sólo un tema tuyo—Entré en mi cuarto y sólo deje caerme al piso tomándome la cabeza entre las manos. Hasta aquí había llegado mi amor y mis intentos por superar esta maldita distancia.
Sólo cuando el amor por Jake comenzó a competir con mi amor propio, ahí entendí que el final era inminente.

Ese noche durmió fuera. Fuera de casa, fuera de mí.

Los días pasaron y pudimos convivir en silencio. Pero el silencio no podía ser eterno. Algo había que hacer. O simplemente había que acostumbrarse a dormir con el enemigo.



¿Qué hacer cuando todo se derrumba?...
¿Qué se debe hacer cuando uno se da cuenta que todo por lo que luchó, va muriéndose poco a poco?
¿Qué hacer cuando no tenemos el control, y todo cae, y no podemos hacer nada para evitarlo, porque no depende de nosotros mismos?...
Todo esto pensaba, mientras cerraba esa puerta. Esa maldita puerta que nunca jamás volvería a abrir.

Esa maldita puerta que algún día decidí abrirle, como lo hice con mi corazón…
¿Pero cómo evitarlo?, cómo evitar encontrarme así?...No en vano estuve enamorada de él por más de…¿10 años?!!!...

Es que esta sensación de fracaso no me deja vivir…no me deja hacer el duelo correctamente…
En el momento que se fue, sólo pude pensar, porque ninguna palabra podía salir de esta decepcionada boca…

“Es que te sentía tan cerca, y ahora te has ido tan lejos…aunque apenas nos separan 10 pasos, ya que recién abandonaste nuestra casa…ya hace tiempo que te sentías así, ¿no?...
Qué pena, qué pena tan grande siento en este momento…Terminar de esta manera…De hecho, terminar…terminar es terrible…y más si es una obligación.

Porque por más que tú hayas hecho lo que querías hacer, yo no he podido elegir…yo tuve que dejarte ir, aunque mi garganta estallara en gritos ahogados, aunque mis manos se quemaran de sólo pensar en tocarte de nuevo, y saber que eso ya no sería posible…querer correr a abrazarte, aun con mis piernas soldadas al piso…querer dejarme llevar, y volar a tu encuentro con mis pequeñas alas que alguna vez tu mismo tejiste…pero esta vaga idea se desvaneció, al ver como arrancabas a tirones y sin reparo, cada una de las plumas…”

No, no pude elegir, y por eso estoy así ahora…por eso me desangro por dentro, por eso lo maldigo en silencio, y me entrego a Dios para que haga de mi lo que desee…ya nada me importa…ya nada vale…porque él lo había hecho.

Jacob había acabado con mi vida…

“Qué triste manera de acabar una historia tan hermosa…y no me dejas opción…Si aunque fuera, me preguntaras qué es lo que me sucede, cómo es que me siento, o al menos, qué pienso de esto…”

No, no tenía más tiempo para mis preocupaciones, ya lo había alterado de todas las formas posibles. Evidentemente, ya había hecho añicos el amor que sentía por mí…

No podía hacer más que sentir el desgarro del pecho y pensar. Quizás ese fue mi error, no haber sido más explícita. Por lo menos me hubiera desquitado, mientras se iba tan tranquilamente por esa puerta. Cuando él decidía acabar lo que también él hacía 10 años había empezado.

“Pero, como hacer para que entiendas, que no quiero que me dejes!!!...que es injusto, que no lo merezco, que no lo merecemos…por Dios, sé valiente y peléame…discute, forcejea…haz lo que sientas, pero no te vayas así…No hagas esto…no hagas que dentro de 5 años nos arrepintamos de lo q hicimos…ya será tarde…ya habrá llegado el ocaso…ya habrá comenzado a aparecer el crepúsculo…”

Y ya con las únicas fuerzas, pero una vez que cerraste la puerta para nunca jamás volverla a abrir, me animé a hablar. Mi cobarde mente pudo hacer realidad su más deseo de escupirte esto:
“Anda, sé libre…por eso te he regalado mis alas, vuela…yo me quedaré esperando que alguna otra te arranque las plumas, como tu lo hiciste conmigo, y en ese momento te darás cuenta de qué Mujer te has perdido”.

Pero para ese momento, yo ya hablaba sola. Mejor dicho, yo ya estaba sola.

-------------------------------------------------------------------------------------------------

Les gusto??? dejenme comentarios...please!!!...pobre Jake!!!

3 comentarios:

  1. Hay, que divina Sole! muchas gracias por dedicarmeló! wiiii casi grito! sabes lo mucho que lo adoré! de verdad está muy lindo! Te re felicito y espero que ganes! Besotototes!

    ResponderEliminar
  2. me encantooooo!!!!!! en serio y quiero mas porfa quiero saber como sigue esta historia

    ResponderEliminar
  3. que fuerte y me encanta!!! escribes increible!!!

    ResponderEliminar