30 de enero de 2010

Si Muero Antes Que Tú...Capítulo VI

Chicas...espero que no me esten odiando, y no me hayan odiado todo el mes...Sé que no se debe hacerlas esperar tanto...Es que yo tampoco quería esperar, pero las obligaciones me cortaron la imaginación y las vacaciones en Enero, me cortaron Internet...Pero escribí, lo logré y acá están los frutos...A mi me encantó este capítulo, que vuelve a tener el amor y el drama en su máximo esplendor...
Juro publicar nuevamente esta semana...A fin de querer seguir sintiendome bien como cada vez que escribo, y a fin de que no me abandonen...Las kiero...gracias miles!
Capítulo 6: El Combate

-A ver como es eso…Asique Bella no piensa hablarme, sí sólo aprovecharse de mi cuerpo.
Edward seguía sobre mí. La lluvia, el destino, la naturaleza o vaya a saber qué había predispuesto que estuviéramos así de enroscados. Él seguía con sus chabacanerías, y yo sin poder abrir los ojos por el sólo hecho de que mi mente no reaccionaba. Seguíamos mojándonos, pero eso evidentemente no nos preocupaba en lo más mínimo.


-Yo no diría aprovecharse, porque no queda muy bien…Pero sí aceptaría “convencerte de no hablar”…-lo miré sonriendo todavía. Me desconocí totalmente, ya que como había dicho antes, en realidad hacía mucho tiempo que no seducía a un hombre.
Me miró y de pronto, se puso de pie y me extendió una mano. Yo lo miré boquiabierta, ya que no entendía qué había hecho mal para que me rechazara así. Me levanté sin aceptar su mano. Edward al notar mi reacción, prosiguió:


-Ok, haremos un trato: yo no opongo resistencia a que me “convenzas” de no hablar, siempre y cuando lo discutamos bajo techo…No es que me inhiba la lluvia, pero no es de caballero dejar que te enfermes…más aún habiendo estado en mis brazos…-me regaló una breve sonrisa, hermosa, pero breve.


Me llevó a su Volvo, y comenzamos a andar. Yo lo miraba desvergonzadamente, ya todo estaba dicho, aún siendo el segundo día de conocerlo solamente. Habían ocurrido tantas cosas desde aquel momento en el que lo vi tocando el saxo que ya me sentía unida a él de alguna manera. Y no sabía si eso era bueno, o todo lo contrario. Él en cambio, mantenía su mirada en la carretera. No podía discernir si era por precaución ya que llovía, por miedo, por ira, o por cuál otra sensación.


-Te has tomado en serio el hecho de no hablar…-algo debía decir para poder romper ese silencio que me estaba angustiando tanto.


-Mmm…Sí, no era eso lo que querías?...sus deseos son órdenes, princesa -al decir esto último me miró, yo me ruboricé como de costumbre. Se sonrió por lo bajo.


-Bueno, con más razón, como mis deseos son órdenes, quiero ejecutar uno. Será posible?- lo miré expectante.


Él hizo un ademán como haciéndome saber que podía proseguir tranquilamente, pero nunca me dirigió una mirada. Se veía preocupado, y esto ya me estaba poniendo muy nerviosa.


-Quiero… que me mires otra vez -yo moví mi cabeza para poder acercarme lo más que pude a él. Pero no me devolvió la mirada. Seguía tenso, mirando la ruta, con un brazo manteniendo el apoyo de su cabeza. Parecía nervioso.


-No es muy difícil mi petición…Hace unos minutos, no me sacabas los ojos de encima -yo lo miraba exponiendo todas mis armas de seducción, que eran pocas.

-Hace unos minutos, no estaba en mis cabales, Bella –me largó esto último como veneno de serpiente…Por qué tanto enojo?. Que habré dicho o hecho para que se arrepintiera así de mi beso??...


Lo miraba anonadada, se me estaban llenando los ojos de lágrimas y ya se me estaban tensando los músculos. Si hubiera tenido un poco más de confianza, le hubiera dado un golpe para que reaccionara. Y eso que no soy violenta.


-Bella…-detuvo el auto al costado de la carretera, pasaron intensos minutos de silencio atroz…a mí me pareció media hora…cuándo había cambiado el rumbo de este sueño??? - Perdona…En serio, te debo estar confundiendo… Mejor te llevo a tu casa –se dispuso a poner el auto en marcha nuevamente. Pero yo reaccioné instintivamente, y puse el freno de mano.


-No vas a ir a ningún lado, sin antes escucharme -sonaba muy enojada, y es que sinceramente lo estaba porque no podía creer cómo habíamos pasado del calor al frío en tan pocos instantes…Parecía que era muy típico de él.


Él sorprendido ante mi reacción, sacó la mano de las llaves, y sin mirarme se dispuso a escucharme.


-Edward, sinceramente me sacas de quicio. Sé que no es muy difícil lograr eso últimamente, ya que por motivos que ya conoces, ando muy histérica. Pero verdaderamente, no entiendo el por qué. Si sientes lo mismo que yo, o por lo menos, hace instantes demostrabas que te gustaba estar cerca de mí, no entiendo, ni merezco –remarqué esto último- el enfriamiento repentino –él seguía sin mirarme, y yo tartamudeé un poco ante lo que iba a decir -Es que tan pronto te deja de gustar una persona?, o es que hay algo más que no me estás diciendo??...


Ahora sí me miró. Me miró fijamente. Quizás mi monólogo fue de extrema confianza, en realidad, no era nadie como para hablarle así. Apenas hacía 48 horas que lo conocía. Pero es que con él sentí que por primera vez en mucho tiempo podía estar libre, sin culpas, sin nada en mente, sólo placer. Y que de un segundo al otro me arrebatara lo que tanto me había costado conseguir. No, eso no se lo dejaría pasar. A menos que tuviera algo en juego. Y mejor que fuera bien grave.


-Sí, Bella…En realidad, no es tan simple. Obviamente me gustas -aunque sentí ganas de saltar en una pata, sólo contesté ruborizándome -es más, quedó demostrado hace apenas unos minutos. Pero es que…, todo me pareció apresurado, de repente, y me dio alguna clase de vértigo -ya no me estaba mirando, y mejor, porque la verdad que mis oídos no daban crédito a lo que escuchaban. Un hombre con vértigo porque una mujer lo besaba???...De que siglo había salido?.

-Mira, Edward, no tengo tanta experiencia con los hombres, pero no me parece razonable que algún sujeto masculino pueda llegar a tener “vértigo” por lo rápido que se sucedieron las cosas con una chica –yo ya me disponía a bajar del auto- Cuando encuentres una excusa mejor para explicar tu comportamiento, quizás tenga ganas de escucharte –abrí la puerta y salí nuevamente a la lluvia. Esa lluvia que tanto daño había causado.


Comencé a trotar hacia mi casa, aunque verdaderamente no sabía muy bien donde me encontraba, pero correr iba a ser mejor que quedarme parada como pollito mojado (además de que me facilitaría llorar sin que nadie se percatara).


Sin pensarlo dos veces, aceleré la marcha. Pero, en el momento menos pensado, el sujeto que menos quería que ejerciera poder en ese momento, se acercó a mí y me giró tomándome bruscamente del brazo. Expresé mi dolor por el tirón, y nuevamente quedamos frente a frente, y sólo separándonos milímetros. Yo respiraba agitadamente, y mi aliento impactaba sobre su cuello. Él se encontraba totalmente tenso, y su rostro demostraba sentimientos ocultos, demorados a propósito. Buscaba mi mirada intensamente con sus ojos de un verde profundo, que rondaba el azul. Yo me rehusaba a enfrentarlo, ya había pasado por eso, y ya no tenía ganas de sufrir. Me seguía sujetando fuertemente, pero ahora de mi muñeca, y con la otra mano, elevó mi barbilla. Yo quise sacar la cara, pero él me sujetó más fuerte aún.


-Quiero decirte sólo una cosa, y luego si quieres puedes irte… Ahora mírame tú –sus ojos también parecían desencajados, pero yo no le concedí nada.


-Nunca vuelvas a dudar de mis acciones. Si te acepté el beso es porque lo sentí. Y si luego, demoré el beso más aún, es porque verdaderamente me gustó –me ruboricé nuevamente, ahí aflojó la mano que sujetaba mi mentón, y yo levanté la vista hacia la suya.


-Eso no explica n…-comencé a decir pero me interrumpió y apretó nuevamente mi mandíbula


–Shh…No pidas tantas explicaciones, dijimos que no hablaríamos, y yo cumplo mis promesas. En cuanto a mi reacción, simplemente, por un momento creí que si proseguía, te ibas a convertir en más que un capricho para mí, y después sería todo aún más difícil…-bajó la mirada, ahora fui yo la que lo sujeté fuertemente, y con la mirada le pedí que siguiera explicándose –Sería más difícil la despedida…


Ahí cayó la ficha. La última ficha del rompecabezas. Simplemente, tenía miedo. Tenía pánico de enamorarse, y no poder frenar esto a tiempo, para no sufrir cuando volviera a Londres. Por un momento, sentí felicidad. Por otros y más largos, sentí terror. No había sopesado esa opción.
Bajé la mirada y me quedé cautelosa, esperando que la lluvia se llevara todos mis pensamientos. Aflojé la mano, y quise separarme de él. Pero el “tan caprichoso” no me dejó. Levantó nuevamente mi cara, posicionó mi boca frente a la suya, me obligó a mirarlo y al acunar mi rostro entre sus manos, me devoró.


Amargo, pero Dulce.


Esto era un combate.

Un combate de dos extraños heridos que luchaban por no exponer sentimientos no tan extraños.

Sólo ganaría el que tardara más en darse por vencido.

3 comentarios:

  1. hay q lindo por diossssssssssssssss!!!!!:):)

    ResponderEliminar
  2. gracias diana por tu comentario...hoy subo el nuevo capitulo...espero q lo leas

    besoss

    ResponderEliminar
  3. acabo de dar con esta historia en fanfiction y vi el link en tu perfil y aca ando...me atrajo mucho la historia....felicidades.

    ResponderEliminar