5 de noviembre de 2009

Si Muero Antes Que Tú…Capítulo III

Capítulo 3: En el Volvo

Si hubiera tenido mi laptop o mi agenda, o a lo sumo algún anotador, hubiera podido apuntar cada una de las indirectas miradas de soslayo que recibí de Edward mientras él conducía su Volvo. Quizás hubiera necesitado un anotador de 280 hojas, y cuadriculado.


El clima no ayudaba a que el viaje fuese placentero. Simplemente, llovía…como era de esperarse.


Y el clima dentro del automóvil menos aún…Se podía oír hasta el vuelo de una mosca, ya que Jasper y Alice estaban dormitando en el asiento trasero. Edward estaba tieso como el David de Miguel Ángel, sólo que mucho más blanco, mucho más atractivo, y por supuesto, él no andaba desnudo…Desnudo…Ay! En qué estoy pensando?


Mientras las vulgaridades me asotaban, el viento que entró por la ventanilla de Edward apenas abierta, atrajo hacia mí todo su aroma…la esencia de Edward se esparcía por todo mi cuerpo. Sentía cada hueco mío cubierto por su tan particular olor. Ante la impertinente brisa, yo reaccioné de un modo que hizo que Edward saliera de sus propios pensamientos. Volvió su rostro hacia el mío y me miró detalladamente. Yo nerviosa, por supuesto, no pude sostenerle la mirada, es que esta era tan profunda que creía que me iba a atravesar…¿qué creía él que estaba haciendo?, ¿qué quería lograr con esta actitud provocativa?.


Él rompió ese silencio tan incómodo, pero lo era menos que la conversación que podíamos llegar a tener:


-Bella, dime algo...¿de dónde eres?


-De Arizona, Phoenix. ¿Por qué lo preguntas?


-Por nada en especial, pero ahora que me lo aclaras me parece raro…-terminó la frase sonriéndose. ¡De qué se reía, por Dios!


-Ok, igualmente no entendí el chiste…


-No Bella, por favor, no te enojes, sólo que me parece raro que seas de un lugar tan soleado y estés aquí , y más aún que seas más blanca que los propios habitantes de Forks…--terminó nuevamente con su sonrisa torcida-- Te lo deben haber dicho varias veces, no?.


-La verdad que sí, pero bueno tú no tienes la culpa, ¿no?—yo también me sonreí pero irónicamente—No es de mi total agrado Forks, pero es el lugar donde vive mi padre, y contra eso no puedo hacer nada. Lo hecho, hecho está, ¿no?...y en cuanto a mi color, o mi “No color”—le remarqué el “no color” haciendo comillas con los dedos de ambas manos, un gesto muy mío—Es sólo herencia materna—carraspeé un poco, porque me estaba acercando a terreno prohibido.


-¿“No color”?—dijo él robándome el gesto y sonriendo...siempre sonriendo...— A mí me agrada, siempre me gustaron los extremos...—y me miró…Claro, cómo no iba a notarlo con el auto que conducía?—Aparte, me gusta la combinación del castaño rojizo del cabello con el blanco de la piel…es un buen combo…--¿¿Él había dicho combo??...primero morderme, ahora combo…me sentía una total hamburguesa de Mc’Donalds. Aunque siempre que fuera su hamburguesa…mmm…Uy! Otra vez Isabella, ¿¿qué estás pensando??...


--Está bien, aunque no me considero un “combo”—realicé mi gesto nuevamente y me sonreí irónicamente—Bueno y tú vienes de Londres, ¿no? Y también tienes tu propio “No color”…


-- Sí, es verdad, tampoco tengo buen aspecto, ¿no?...—lo dijo, mientras se miraba en el espejo retrovisor y se estudiaba el rostro-- No doy con el target de un muchacho de 23 años típico de estos tiempos…camisa hawaiana, tabla de surf, ni mucho menos…--No, la verdad que se vestía bastante raro para la época--Por algo no fui a vacacionar a Australia, ni tampoco a alguna playa soleada…Será que me gusta, de vez en cuando, un poco de frío…--Mientras hablaba, tomaba una curva, a bastante velocidad para mi gusto.


Yo me moví demasiado, mientras él apenas se mosqueó. Cuidadosamente puso su brazo por delante de mí, para cubrirme de cualquier golpe con el vidrio. Yo no tenía puesto el cinturón, como de costumbre. Él atinó a abrocharlo, pero le gané de mano, y en ese instante y por ese tonto pero valioso motivo, toqué su mano. Fría y suave.


Hielo y Fuego.


Rayo de Sol y Nieve.


Todas esas contradictorias sensaciones se sumergieron en mi interior y me hicieron remontar a mis momentos más tristes y a los más felices. Así, ninguno de ambos eran tan vívidos. Entrelazados los recuerdos, podían ser más soportables. Últimamente me ocurría, que no podía dejar de invadirme la angustia en el momento menos indicado. Lagrimeé un poco, pero sutilmente pude recuperarme de ese patético momento.


--Bella…¿qué ocurre?, ¿ te lastimaste?—Edward parecía notar mi angustia—¿Quieres que paremos?, ¿por qué lloras?, ¿tiene que ver con el desmayo de esta noche?—él impaciente, me miraba, mientras que también miraba el camino, para no cometer más movimientos abruptos, pensando que lo que me ponía mal era su forma de manejo…


Qué lejos estaba de la real procedencia de mi angustia…y qué lejos iba a estar de conocerla…


--No Edward, no ocurre nada, sólo que me entró algo en el ojo, por la ventanilla abierta—mentir se estaba convirtiendo en uno de mis actos preferidos últimamente—Tú sólo maneja, yo estoy bien. Y en cuanto al desmayo...—recordé la verdadera razón del desmayo…se me caía la cara de vergüenza…--ya me ha ocurrido otras veces, cuando se junta el frío, el encierro, la falta de azúcar y el humo—y unos ojos verdes que rajaban la Tierra…


No, eso último sólo lo pensé…Menos mal.


Edward no creía una sola palabra de lo que le había dicho, lo pude ver en sus ojos. Pero como buen caballero, no siguió insistiendo. Quizás pensaría que a las mujeres no era fácil entenderlas, y que quizás yo estaba en uno de “esos” días.


--Bella, cuéntame un poco de tu familia, o cómo has llegado aquí…Digo, si es que puedo hurgar un poquito más…-- terminó la frase sonriendo. Seguramente, tenía plena conciencia de que podía lograr mover montañas sólo con sonreírles. Si las montañas no podían resistirse, yo menos.


--Bueno, mi padre vive aquí…es jefe de policía, prácticamente desde que nací. Y no volví a verlo hasta ahora, prácticamente desde que nací--estaba esforzándome por hablar de mi padre y no ponerme roja de la bronca y el resentimiento--Mi madre y él se separaron hace muchos años: 16—mientras le contaba mi historia, él se repartía entre la conducción (con la velocidad aminorada) y vigilarme de soslayo, para ver que no cayera en mi continua depresión—Nunca necesite nada de él, asique nunca hubo más que algunas llamadas para Navidad, algunos cumpleaños. Pero no más que eso…Pero ahora, tuve que acudir a él…Bah, fui obligada…por las circunstancias…--No quise decir más nada, no debía decir más nada.


El silencio luego de mi respuesta parecía hacerse eterno.


--Ajá…y como deduzco que no se pueden conocer las circunstancias, sólo voy a preguntarte algo más sencillo…¿Cómo te sientes ahora que lo has vuelto a ver?—cuando preguntó esto, volvió a mirarme. Y yo sólo pude ver genuina preocupación en sus ojos. Por eso, y sólo por eso, seguía dejándome atosigar con sus preguntas. Bueno, sólo por eso no, también por el pequeño detalle de que no podía escapar del auto...ni de él.


--Ahora estoy…no sé…rara, aunque en realidad, es más incomodidad por no conocerlo. Vivir con un extraño, y que ese extraño sea tu padre, este sí que es un “combo” no muy tentador—Él sonrió por mi ocurrencia de utilizar su palabra combinada con mi gesto. Pero no agregó nada.


De fondo, sonaba un clásico de Frank Sinatra. Uno de mis preferidos. Comencé a tamborilear los dedos al compás de la música. Él lo notó, asique elevó un poquito el volumen de la radio. A los segundos, y quizás sin darse cuenta, comenzó a tararear.


Otra vez la bella voz. Con el perdón de Frank, él tenía una voz tan melodiosa como la de él, o más aún. Me distraje pensando que podría parecer la voz de un ángel, o del mismísimo Dios…


Estábamos cerca de mi casa. Se estaba acabando el viaje. Se estaban agotando los minutos al lado suyo, como se escapaba la arena por entre los dedos. En la urgencia por no quedarme sola nuevamente, y por no tener que aceptar la visita de la angustia que me acechaba desde hacía unos meses, dije las palabras que más tarde harían que me arrepintiera.


--Edward--él me miró--¿no quieres caminar un poco?—notaba que me iba sonrojando cada segundo más fuerte, con más fervor…los segundos pasaban y no encontraba respuesta—No te preocupes, debes estar cansado del show…déjame en casa—bajé la mirada nuevamente, por enésima vez.


--No,no…Bella, obviamente que deseo acompañarte a caminar un poco…Sólo que me ha sorprendido la propuesta…en Londres, somos los hombres los que invitamos…--Sonrió torcidamente de nuevo, por enésima vez.


Evidentemente, eso causábamos en el otro. A mí, su sola mirada me dejaba sin aire, y me hacía bajar la vista.


Yo solía causarle gracia…


--Sí, es verdad, debes estar pensando cualquier cosa de mí…discúlpame, y no creas que aquí en Norteamérica todas se desenvuelven como yo…en verdad, a veces creo ser una especie en extinción…--mientras hablaba, él iba estacionando en la puerta de la casa de Jasper. Allí los dejábamos a ellos, junto con Rose y Emmet, que ya deberían estar allí. O no.


--Te dije que me gustaban los extremos, y eso incluye las extinciones, ¿no es cierto?...—El se reía descuidadamente, y agregó—Igualmente no creo que lo parezcas…Nada más lejos que asemejarte a esos animales de sangre fría…-- Mis mejillas nuevamente me traicionaban—Y no hay mejor prueba de ello, que ésto—Cuando terminaba la frase, sus nudillos rozaron mi acalorada mejilla…


Por un instante creí que todo desaparecía…que iba a perder la conciencia nuevamente…El contacto con su piel, incrementado por la elevada temperatura de mi cuerpo, era un “combo” perfecto para una noche tan fría como esa…


Me sentí un poco menos infeliz…eso lograba él.


¿Por qué creer que él se merecía todo lo bueno de mí y aún más?...¿Por qué pensar que ya no estaba tan sola como antes? ¿Por qué crearme falsas esperanzas, cuando sabía cuál era la triste realidad?


Se cortó el clima cuando Alice se sobresaltó, despertando también a Jasper, tomándolo de la mano. En menos de 5 fugaces segundos, tomó sus cosas, me preguntó si estaba bien, saludó con entusiasmo a Edward, abrió la puerta y salió del auto. Jasper sólo la siguió y se despidió con la mano en forma de agradecimiento. Los vimos entrar a la casa.


Ahora sí…Solos…¿Eso era bueno o malo?...¿qué podía esperar de esa situación?...


Él me había soltado la cara solo al notar mi incomodidad cuando despertó Alice…Eso me hizo pensar, que quizás él no sentía esa incomodidad. Quizás no le resultara tan malo mantener su mano allí, junto a mi cálida y blanca piel, que tanto había elogiado esa noche…


Tonterías, Bella…¡¡Deja de pensar por ambos!!…Concéntrate en tus propios pensamientos…


Edward arrancó nuevamente. El Volvo reanudó su marcha con igual efecto que 100 caballos de carrera juntos…Ante el asombro por el repentino movimiento, me sujeté muy fuerte del apoyabrazos, sin saber que en el izquierdo descansaba el brazo de Edward. Él miró mi pequeño brazo sobre el suyo y aminoró la marcha. Yo dejé de clavar mis uñas en su muñeca, y nuevamente sonrojada, ¿adivinen qué?...Sí, bajé la mirada…nuevamente…


--Bella, perdóname, no me doy cuenta que no puedo manejar así cuando voy con una dama al lado…todavía no me hago la idea de que estoy acompañado…--Acompañado, qué raro sonaba—¿Todavía quieres dar ese paseo?...Conozco un lugar que podría gustarte…-- Me miró y vio en mis ojos el entusiasmo.


Compartir algo, sentirme bien, al menos una vez en 3 meses…


--Sí, me encantaría. Aparte la noche no está tan mal, ¿no?. Al menos no llueve…y eso ya es un milagro—Yo lo miré profundamente esta vez. Quería ver si encontraba esa emoción que yo sí tenía por encaminarme con él a esta pequeña aventura.


Calor…Calor humano, eso buscaba yo…


--Allá vamos entonces, Señorita—se sonrió e hizo unas maniobras con el auto, pero esta vez delicadamente, volviéndome a mirar cuando nuevamente enderezó el auto. Yo lo miré y le sonreí, en modo de agradecimiento.


Y allí íbamos, a las 4 de la mañana…Hacia un lugar desconocido, pero mucho más cómodo que mi deprimente y solitaria cama.


Por lo menos así tendría compañía...Y no dejaría que me emocionara, ni que luego quisiera más...Sería sólo un paseo...únicamente eso...Sólo quería espacio, soledad, tranquilidad...


Pero luego sabría que lo que menos iba a obtener era soledad...

------------------------------------------------------------------------------------------

Bueno niñas, quizás les parezca corto y hasta medio aburrido...pero es importante para que empiecen a entender un poquito de qué va la historia...


Espero sus comentarios...gracias!!!

Besos!!!

3 comentarios:

  1. Sigue asi mi niña, las cosas deben empezar asi d poco a poco, besos (loquibell)

    ResponderEliminar
  2. Oime no entendiste nada.....Y EL BESO???????? Como no la va a besar en el auto...Tenes problemas?? Mejor que sigas escribiendo porq te juro que te mato ni bien te veo.... Va lindo me está gustando...Además de tener los privilegios de saber de que va la historia, prometo hacerte el prólogo si queres un día de estos...
    Teamo amiga!!! Besotes!!!

    Ariadna

    ResponderEliminar
  3. jajja...ya va a haber beso nena...no seas impaciente...jeje...obvio que te dejo hacer el prologo...jeje...yo quiero tu historia...y la publico en mi blog si queres...yo publico lo jueves...vos elegite un dia...
    y de paso me ayudas a ponerle onda a este blog..jeje..

    te amooo!!!!...

    ResponderEliminar